jueves, 7 de mayo de 2009

Danza de conquista: una tradición que lucha por no morir, en Cholula










Durante los festejos del equinoccio, por la mañana del sábado 21 de marzo y el domingo 22, un grupo de danzantes vestidos como los antiguos pobladores de mesoamerica, hicieron que cientos de personas se reunieran en circulo para observar sus danza y para seguir las indicaciones de un ritual cuyo objetivo era absorber energías (me parece que en dicho contexto el termino "energía" se refiere a vitalidad, es decir a las propiedades universales que sostienen la vida ).
Pero ¿quiénes son esas personas?. Hace alguno años, un famosos etnógrafo se dedicó a estudiar la identidad mexicana en muchas de sus expresiones, su nombre fue Guillermo Bonfil Batalla (autor del libro "Cholula, la ciudad sagrada en la era industria"l). Bonfil Batalla filmó, en los años sesenta, un extraordinario documental titulado "El es Dios". En dicho documental retrata la vida y las actividades rituales de los llamados "Danzantes de conquista", mejor conocidos como "concheros".
El 21 de marzo fueron estos danzantes quienes coordinaron los rituales matutinos del equinoccio. Muchos se dice sobre los danzantes ( y en muchas ocasiones se les confunde con los danzantes "mexicas"; estos últimos mantienen una forma diferente de tradición. Se trata de un producto derivado del movimiento de "mexicanidad" que se originó en los setentas , pero a tenido su auge años después).
La tradición conchera se originó en el estado de Querétaro, luego de la conquista española. Cuenta la leyenda que un 25 de julio de 1531 en el Cerro de Sangremal, los chichimecas establecieron la paz con los españoles. Se dice que durante una contienda entre ambos bandos, hubo un eclipse solar, en ese momento apareció en el cielo una cruz que resplandecía luces blancas y rojas, junto a la cruz se pudo observar la imagen de Santiago Apostol. En ese momento, sorprendidos, los chichimecas dejaron la lucha y aceptaron recibir el evangelio. En el lugar se colocó una cruz y los chichimecas danzaron a su alrededor gritando "el es Dios". Después de ese hecho la tradición conchera (llamada así por el instrumento de cuerdas que tocan dichos danzantes, y que esta hecha con el caparazón de un armadillo), se extendió por todo México, y hoy es posible observar grupos de danzantes de conquista en varias partes del mundo. Sus rituales son una mezcla de prácticas prehispánicas y católicas. Cantan a los dioses prehispánicos y a sus equivalentes santos de la iglesia católica.
En la actualidad, Cholula cuenta con un grupo de danzantes concheros. Originalmente fue el señor Manuel Tlatoa quien dirigió dicho grupo como "primera palabra", el abogado Cesáreo Noriega (segunda palabra ) junto con su familia, se han dedicado a continuar la tradición. Lamentablemente, la mesa de concheros de esta ciudad se ha debilitado por diferentes causas, por lo que Aleida, Roberto e Irene Noriega Papaqui, todos, hijos de Cesáreo Noriega y su esposa Socorro Papaqui, se están dando a la tarea de restablecer la tradición.
Entre sus objetivos está atraer nuevos miembros al grupo y prepararse para las fiestas del 7 y 8 de septiembre en esta ciudad. Aleida es dentista de profesión, Irene es abogada, Roberto es doctor en Física; se trata de tres jóvenes con preparación académica y con un gran amor por las tradiciones antiguas y por esta ciudad.
Perece que estuviéramos ante una reactivación de las tradiciones, y una transformación de las mismas. Toda tradición es un procesos en continua transformación. Por lo que los actuales concheros han incorporado a sus prácticas elementos modernos y a veces los rituales son producto también de lo que ellos imaginan debieron ser las prácticas de los antiguos mesoamericanos.
Algo que llama mi atención es que mientras los concheros bailan y dedican sus cantos a las deidades cristianas y prehispanicas, los danzantes mexicas danzan con la esperanza de que Quetzalcoatl cumpla su promesa y regrese a estas tierras. La leyenda del Dios Quetzalcoatl cuenta que en su exilio, el dios prometio regresar. Lamentablemente, Quetzalcoatl no ha cumplido su promesa (por la razón que sea) y esta tradición a la manera de las utopías, se mantiene como una simple esperanza que no acaba de configurarse como una realidad. Cuando regresamos a la pregunta ¿quiénes son esas personas? Podemos responder que se trata de gente que espera que lo mejor del pasado se convierta en nuestro futuro; lamentablemente, y a pesar de las esperanzas que mueven a todos aquellos interesados en conocer el pasado prehispánico, se trata de una época que no regresará y a la cual no debemos observar "como aquel paraíso perdido" al que se refería Roger Bartra en su libro "La jaula de la Melancolía". Aquel México prehispánico que existe en la imaginación, no se corresponde al México prehispánico que existió en la realidad. Sin duda la tradición de la danza de conquista es un acercamiento posible a lo que queda de ese mundo prehispánico, pero no es el mundo prehispánico en si mismo. Mas allá de la riqueza de la tradición conchera y la danza mexica por acercarnos a la utopía, existe una riqueza en cuanto a la identidad mexicana que se construye sobre los imaginarios de un pueblo que admira su pasado y que no acaba de entender un presente inmerso en un mundo neoliberal, cuyas prácticas están vinculadas con el consumo y el poder del dinero. Quizás, la danza conchera sea un ejemplo de la esperanza que no muere en el mexicano de vivir una vida trascendental y no materialista, y aquel deseo de ver retornar a Quetzalcoatl tal vez es un deseo de ver y construir un país mejor.