sábado, 21 de marzo de 2009

Pro Cholula estrena página web




La asociación civil Pro Cholula, liderada por el Licenciado Susano Moisés Toxqui, esta estrenando página web. Les invito a conocerla y a seguir las acciones de un grupo de personas interesados por promover la conservación del patrimonio cultural y natural Cholulteca.

Carnaval 2009 en Cholula ...una tradición ¿de quien?






Una de las fiestas mas polémicas en la ciudad de Cholula la constituye el carnaval. Durante esta fiesta, alrededor de 4000 pobladores de la zona asisten a las calles atuendos con vistosos trajes y armados con escopetas con las que disparan estruendosos cartuchos de polvora al aire. La fiesta llena el espacio de un ambiente lúdico en el que un tanto en broma, un tanto en serio, el cholulteca sale a "tomar con las armas" el espacio social invadido durante años por foráneos, quienes habitan su ciudad, rigen como autoridad, o pasean como turistas.
La sociología urbana es un enfoque multidisciplinario que se centra en el estudio del espacio concentrándose en lo social, su objetivo es tratar de entender , explicar y comprender las relaciones sociales que establecen las gentes que habitan dentro de una ciudad .
A través de dicho enfoque e tratado en este ensayo, de explicar la posición de los diferentes actores en lo relacionado con el carnaval. Dividiré este pequeño análisis en cuatro grandes grupos, no porque sean los únicos, si no porque son los mas representativos desde mi punto de vista: primero, los carnavaleros, en segundo lugar los visitantes, en tercer lugar los habitantes de la ciudad que no participan en el carnaval, por último , las autoridades.
Para los integrantes de los batallones de los barrios y el centro, el carnaval es una fiesta, una tradición y una forma de defender su identidad como miembro orgullosos de dicho barrio, o de dicha ciudad. El pertenecer a un batallón es, en cierta forma, demostrar que se esta listo para defender el espacio - ciudad, y la identidad cholulteca. Para un carnavalero, pertenecer a un batallón no es un juego, aunque pareciera serlo cuando se observa la actitud lúdica y festiva que muestran mientras bailan al ritmo de una música alegre, y detonan la escopeta al cielo mostrando estilo, valor y técnica en cada disparo. El carnavalero ha gastado tiempo, recursos económicos y dedicación al preparar su atuendo, y cada año trata de mejorarlo creando su propio estilo y dando un toque de personalidad a su vestimenta. Además, se ha hecho diestro en el arte de manipular su arma y de bailar mientras desfila bajo el rallo del sol. Hombres, mujeres y niños se preparan por meses (e incluso años) ahorrando, gastando, trabajando, comprando, decorando el atuendo que representa en si mismo su uniforme de valiente soldado - guerrero que defiende su ciudad y su forma de entenderla convertida en tradición viva.
Mientras tanto el turista curioso se pasea, un tanto admirado, un tanto asustado, entre los estruendos ensordecedores y el olor a polvora que invade la totalidad de la ciudad. Para el turista la fiesta podría ser atractiva por tratarse de un caso extremo dentro de las tradiciones modernas de la cultura popular mexicana. Pocas son las fiestas que en nuestro país se comparan con esta fiesta, no solo por la cantidad de gente que en ella participa, si no también por los recursos que se gastan, por lo que representa y por los riesgos que implica. El turista no puede entender del todo el sentimiento de aquel que se esconde bajo la mascara, una mascara que esconde la irreverencia del que en el anonimato se siente libre para ser quien fuera de la fiesta no es, un ser casi mágico, que con un sentido del humor un tanto satírico se burla de las autoridades y les dice con bailes , gritos y disparos "esta es mi ciudad y aquí quien manda es el pueblo". Y este ultimo comentario me lleva a subrayar y a analizar la toma de la plaza, cuando los batallones "toman el portal " y lo rescatan de las autoridades, que siendo establecidas por el gobierno son legales , mas no legitimas a los ojos de los herederos de la mas antigua ciudad viva en el mundo. Son ellos, los hijos de barrio, quienes llevan en su sangre la herencia de los antiguos pobladores (los mas antiguos pobladores de la mas antigua ciudad en el mundo), son ellos los guardianes de estas tierras, que por un instante se tornan combatientes fieros y les recuerdan a los que observan "esta es mi tierra y la defenderé con mi vida"...pero luego...luego sigue el juego, y del juego la fiesta, y de la fiesta engolosinados los participantes, ya entrados en el tiempo mágico surgen pasiones y caen heridos, a veces la autoridad retoma su posición y trata de controlar pasiones, alegrías y emociones que todas unidas en un escenario de 4000 almas se convierten en vinculo del pasado y el presente. Y entonces escucho las voces de "quienes no son de aquí" , "de quienes no entienden nuestras tradiciones"... habitantes también, legales pues han comprado en esta tierra su vivienda, pagan impuestos y se comportan como ciudadanos honestos y honrosos. Escucho la otra mirada, que no quiere saber de caranavalesros, de cuetes, de ruidos y peligros, que quiere compostura y paz...y me pregunto ¿quién es dueño de esta tierra? ¿quién puede decidir lo correcto o lo no correcto?...¿pueden convivir ambos en armonía?. Como estudiosa de los fenómenos socioculturales no puedo apartarme de una mirada objetiva y comprendo que evidentemente el carnaval tiene excesos, pero también beneficios pues aporta a los pobladores una noción de comunidad, de unión y hermandad valiosa; pero a veces, ante la mirada del foráneo, aparecen focos de desorden que para el ajeno es real ¿hay una solución?, ¿es posible que todos se pongan de acuerdo respecto a que tradiciones representan a todos y no a unos cuantos?, ¿es posible sobre valorar a unos sobre otros?, ¿cuáles son los argumentos de mayor peso o mas validos, los del gobierno municipal, los de los foráneos, los de los turistas o carnavaleros?, sin duda el carnaval seguirá siendo polémico pues representa las diferentes formas de vivir un mismo espacio. La forma en que se prefiera vivir el espacio dependerá del origen cholulteca o no cholulteca, e incluso de la posición de autoridad o del ser o no turista, pero sobre todo de la subjetividad que enmarcan identidades en la ciudad mas antigua del mundo.

Mitos, leyendas e Igualdad de Género


Para Conell , el sostenimiento del patriarcado requiere de un "ideal hipermasculino" a gran escala, la imagen física que esto recrea en los imaginarios de las personas, es grotescamente diferente al físico y a las capacidades de los hombres reales; sin duda la lógica de la biología no puede dar sustento a las categorías de género.
Bordieu expone "Lo eterno solo puede ser producto de un trabajo histórico de eternizacion" o lo que es lo mismo de "deshistorizacion" , por ello, creencias como la ruptura de campanas y ese pasado inmemorable (el no saber desde cuando ocurre y se cree que si una mujer repica las campanas, estas se romperan), justifica a través del rito el papel histórico de las mujeres. Para D Aubaterre, la continuidad de estas creencias articula negaciones en relación al nuevo papel que las mujeres estan adquiriendo en el contexto pùblico de las comunidades del centro de Puebla.

Para la Dra. D`Aubaterre las mujeres están en el proceso de construcción de nuevas identidades sociales, lo que implica cambios en sus identidades como participe esclusiva del mundo de lo privado.

El Cholulteca libre en su ciudad , esclavo mas allá de ella,








Desde hace algún tiempo, me he empeñado en estudiar un área de la sociología que a primera vista parece poco científica, se trata de el estudio de la vida cotidiana. La vida cotidiana es el área donde las personas se desenvuelven día con día, es la rutina que la gente cumple. La vida cotidiana es rutinaria, homogeneizada y arbitraria. En el presente ensayo pretendo analizar las dos formas en que el cholulteca vive su vida cotidiana, la primera forma que analizaré será la vida cotidiana ligada a la formalidad institucional; la segunda se refiere a la vida cotidiana ligada a los espacios y prácticas rituales que el cholulteca vive en su ciudad.
Como cada mañana, gran parte de los habitantes de la ciudad de San Pedro Cholula comienzan su día tomando el autobús para asistir a sus trabajos o escuelas. Muy temprano a las seis de la mañana, el autobús de la línea Puebla - Directo apenas se da abasto para transportar a jóvenes y adultos. La situación se repite en las horas tope, cuando dichos autobuses concentran la mayor cantidad de pasaje. El cholulteca promedio asiste al trabajo y a la escuela como cualquier persona en el mundo entero. En ese sentido, parte de su vida transcurre en una rutina alienante y enajenante, donde el cholulteca es uno mas de los números que clasifican a los individuos, ya sea en la nómina, en el banco, en el seguro social, en la escuela. El cholulteca entonces se ve a merced de las fuerzas sociales que conquistan y atrapan las vidas, destruyendo identidades y que lo convierten en parte de la masa humana, un ser sin identidad, ni personalidad. El capitalismo es una fuerza homogenízante donde la capacidad de elección se ve limitada; así, el cholulteca para sobrevivir ante un mundo regido por intereses económicos, a debido ingresar en el mundo del trabajo y en muchas ocasiones salir de la ciudad para incorporarse a los circuitos migratorios que van de Cholula a otras partes del mundo.
Esta vida cotidiana moderna, provoca miedo en las personas ,debido a que sus actividades están dirigidas a tratar de hacerse de un lugar en la sociedad, y a tratar de cumplir con las expectativas de los otros, como los jefes y dueños de las empresas donde trabajan, perdiendo su libertad de pensamiento y acción.
Muy distinta es la vida ritual que el cholulteca atesora y a la cual con gran amor llama "nuestra tradición". En Cholula como en otras regiones del mundo, donde lo mas valioso no es el dinero, si no la unión que construye identidades en la comunidad, el tiempo no es lineal sino cíclico. Cada año las fiestas se repiten y en ellas el cholulteca crece seguro de que es alguien en su comunidad. No es un número, es un ser humano, tal vez un hijo de barrio (observe la forma emocional en que se sustenta este termino, hijo es a quien se ama, se educa, disciplina y se protege). En las fiestas bien llamadas Circulares, en las mayordomías y fiestas de barrio, en el mole, en el carnaval, el cholulteca se construye un lugar y construye el lugar de su familia. Aquí el tiempo no se vive como en el trabajo, aunque el esfuerzo y el trabajo están presentes, pero el interés final no es el de acumular riqueza para unos cuantos en contra de otros, a quienes se explota. El tiempo no es lineal, no se va y se pierde como un recurso irrecuperable, aquí el tiempo es circular y la fiesta de hoy regresara, y con ella las mismas emociones, tristezas y alegrías. Se construirán nuevos recuerdos y se buscara mejorar la fiesta anterior, ofrecer convite, agradar a un Santo, ser especial ante los ojos de la comunidad, ganar respeto y en general construir una identidad, vivir el ritual en un tiempo y espacio sagrado.
Como cada tarde , regresar por la recta y mirar a lo lejos la pirámide y en su cumbre el templo de Nuestra Señora de los Remedios, es un verdadero consuelo; atrás se quedan las responsabilidades, las horas de fastidio, el cansancio...
Mientras el autobús directo se acerca a esta ciudad donde la vida cotidiana es tan diferente a la vida en otras ciudades, observo, analizo y comprendo, que los rituales, como la quema del panzón, el trueque, el carnaval, son mas que pasatiempos, son mucho mas que prácticas culturales subalternas y cosmovisiones, son intentos de conservar la libertad en un mundo donde las cadenas no nos permiten ser seres independientes de los números, la explotación y la competencia que se soporta sobre la base del dinero. Los hijos de barrio jamas se conciben como números, ellos son seres individuales que son la suma de cada persona que compone el barrio o la ciudad. Aquí las credenciales del IFE no tienen cabida, aquí se es un ser humano quien vive, apoya, o se equivoca. La fiesta une a los hijos de barrio, en la vida cotidiana nace y se hace la cultura cholulteca. Es en este espacio donde la historia se construye, aunque son solo las coyunturas históricas las que se registran como historia formal. Por ello el cholulteca es hábil para vivir ambas formas de vida cotidiana en la modernidad, sin perder su vida tradicional.