Fotografías tomadas durante un acto proselitista.
Mientras el candidato realiza un acto populista, para el resto de la población la vida cotidiana está llena de carencias y necesidades. Por Isabel Muñiz Montero
Para quienes estudiamos la vida cotidiana como base fundamental en el proceso social, sabemos que esta se vive de forma distinta según el estrato social al que se pertenezca; no es lo mismo la vida cotidiana del pobre a la del rico. En ese sentido, la vida cotidiana de un candidato político es diametralmente opuesta a la del votante de clase popular. El candidato suele pertenecer a la clase media alta o alta. Por tanto, Lolita Parra o Taylor tendrán una vida cotidiana distinta a la de sus votantes, esto incluye desayunos, comidas y cenas en restaurantes, consumir ropa de calidad y joyería, contar con alta tecnología en casa, transportarse en automóviles de lujo, (los lujos son parte de su vida cotidiana), contar con excelentes servicios médicos, y por supuesto realizar actividades de esparcimiento como son viajes a lugares donde ninguno, o pocos de sus votantes pueden ir.
El día de ayer (domingo) por la mañana, llevé a mis perros a caminar. Atravesamos el parque y un muchacho me obsequió un volante del Sr. Taylor. El circo se estaba montando: una feria, un escenario en todo un intento final por encantar y agradar al votante. Cada voto representa para nuestros candidatos una continuación en el mantenimiento de su vida cotidiana distinta a la popular. Pero mi voto no se vende, mucho menos con un circo. No me quedé a admirar el espectáculo, de hecho, jamás asisto a eventos políticos basados en “el circo”. Dar circo al votante es como dar limosna, porque no cambia en nada su vida cotidiana. El votante popular está inmerso en la crisis económica y social nacional, no tiene dinero apenas para lo básico, no sabe ni conoce de los lujos a los que su candidato está acostumbrado. Para el votante un día de circo es buen pretexto para salir de la rutina diaria, que suele estar llena de preocupaciones y frustraciones para adquirir lo básico.
Un voto adecuado está basado en el análisis consiente de las propuesta del candidato, y este análisis incluye el considerar lo realizable de la propuesta irrealizable. Una propuesta valiosa y realizable es aquella que CAMBIA LA VIDA COTIDIANA del votante. Una feria o un festejo del día de las madres (como el realizado por Lolita Parra) no transforma la vida del votante. El domingo que Lolita Parra realizaba su festejo “a las madrecitas”, el también candidato Julio Lorenzini decía que “había que festejar a las madrecitas por su capacidad para echarle mas agua a la sopa y los frijoles y hacer que la comida alcance"; si las madres cholultecas le “tienen que poner más agua” a la comida, es por culpa de los políticos, de sus malas decisiones que tienen a las familias sumidas en la pobreza; hacer alarde de una consecuencia de la pobreza como de una virtud es ofensivo .
Una propuesta legitima lleva a una acción realizable que permita CAMBIAR LA VIDA COTIDIANA de manera ESTRUCTURAL: un mejor empleo, una mejor alimentación, mejores servicios de salud, educación, son propuestas que cambian la vida al votante, asiéndola más digna. Un ejemplo de una propuesta adecuada es la de Moreno Valle proponiendo dar un poco de dinero a los adultos mayores (aunque una propuesta mejor sería abrir fuentes de trabajo para estas personas). Si bien a nivel municipal es difícil proponer y lograr cambios estructurales, para nuestros flamantes candidatos municipales, el cambio y mejoramiento a su vida cotidiana es más que posible gracias a nuestros votos.
Para aquellos que piensen “ellos ya tienen dinero, no necesitan ganar más” o para aquellos que piensan “si tienen dinero robaran menos” quisiera comentarles que en el mundo de la clase alta ningún dinero “es suficiente” y se puede ir escalando en el nivel de lujo sin ningún problema para adaptarse a ello, repito “ningún dinero es suficiente”, el que antes tenía un auto puede ahora tener otro, si tiene una residencia, ahora puede tener otra…no hay límites.
He tenido la oportunidad de tratar a Lolita alguna vez, sinceramente me resulta una mujer agradable, pero mi voto no lo doy por la simple simpatía. Llegó a mi faceboock una propuesta para “unirme a la red” de Lolita y estar al tanto de sus eventos, nunca asistí. Para decidirse por un voto hay que hacer un análisis personal que incluya causas y posibles consecuencias, realidades y simples promesas, y asistir a un evento público popular no es el mejor espacio para dicho análisis. Pero ¿Qué político no recurre al circo? Lamentablemente el nivel educativo promedio de la sociedad mexicana da para alimentar al votante con circos.
Observo la cantidad de autos llevando la publicidad de Taylor, la cantidad de gente que lo siguen en espera de obtener “un huesito” “un favor”. Si gracias a los cambios estructurales hubiese empleo que saciara las necesidades cotidianas de la población seguramente los candidatos contarían con muchos menos seguidores activos.
A pocos días de las elecciones aun sigo esperando propuestas que permitan un cambio estructural en la vida cotidiana de la población. Muy poca gente es consciente del poder de su voto para mantener una vida cotidiana diferente en los ganadores de la contienda. Nuestro país, nuestras regiones han sido sobre explotadas por la voraz necesidad de poder. Pero mientras el pueblo no esté mejor alimentado, educado y sano (mientras el cambio estructural no se logre), el circo (como la feria tonta de Taylor), y el mundial de futbol, seguirán siendo las únicas migajas de felicidad en vidas cotidianas sombrías y llenas de carencia.